En cuanto a su comportamiento, se sabe que esta raza de perro es muy antigua, es decir, poco modificada de su procedencia, los lobos. Sin embargo, esto no significa que sea agresivo, sino que tiene un aspecto similar a éstos.
La altivez es lo que impresiona más, pero en contacto directo, todos pueden notar que el Alaskan Malamute le gusta mucho jugar, saltar, correr, etc. Además, es muy protector con los niños, teniendo un instinto superior que otras razas.
Es por su parte, fiel a su amo, cariñoso, tranquilo y ladra poco. Cambian su pelaje dos veces al año, como cualquier otra raza de perro.
El Alaskan Malamute prefiere los espacios exteriores, adora la libertad, por lo que no es recomendable encerrarlo tras una cerca, ya que encontrará los medios para escaparse y salir corriendo varios metros.
No es para nada tímido, si se le sabe enseñar una correcta socialización desde pequeños, ya sea con otros perros como con los humanos.
No es considerado una raza protectora en general, aunque sí de alerta, porque avisará a su dueño si escucha, observa o huele algo que le parece peligroso. Su aviso es una mezcla entre un aullido y un ladrido.
Son obedientes pero también territoriales y competitivos con otras razas, por lo que la convivencia con otros perros puede ser difícil.