Este problema de salud en perros no sólo se encuentra en las mascotas o animales domésticos, sino en los salvajes (se estima que existen más de 30 especies de Babesia en todo el mundo). Es una zoonosis adquirida por el hombre de manera ocasional a partir de ciertos animales.
La babesiosis en perros tiene otras denominaciones: fiebre biliar, piroplasmosis canina, fiebre por garrapatas o ictericia maligna. Fue descubierta por los investigadores de origen italiano Piana, Galli y Venecio en 1895 luego de observar parásitos en la sangre de los animales. Posteriormente, se diagnosticó en el Sur de África y Senegal y en Francia en los perros de caza.
En América, la babesiosis en perros fue reportada en 1933 en Cuba, luego de realizar la autopsia de tres animales y hallar formas parasitarias en sus órganos (riñón, hígado y bazo. En éste último es donde más cantidad había).
La babesiosis en perros es una infección parasitaria que está causada por protozoarios y se caracteriza por presentar fiebre, ictericia, anemia y hemoglobinuria. La morbilidad de esta enfermedad es escasa y con poca letalidad. Se considera del tipo cosmopolita, es decir, que afecta a los animales de las ciudades, sobre todo en aquellos países con clima cálido o tropical. En las zonas templadas son muy pocos los casos encontrados.
Los síntomas de la Babesiosis en perros se evidencian luego de un episodio de estrés, infecciones concurrentes, una cirugía o ejercicio desmedido. En los casos agudos, la incubación es entre los 7 y los 10 días y los signos son: postración, anemia, pulso acelerado, trastornos respiratorios, aumento de cantidad de agua consumida, palpitaciones y debilidad general.