Sus síntomas son especialmente visibles e incluyen un enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, formación de legañas, y molestias generales en el ojo, que hacen que el perro lo abra menos de lo normal.
De hecho, las lágrimas son el método que tiene el cuerpo del perro para defender el ojo de posibles agresiones y humedecerlo lo suficiente para evitar que se agreda más de la cuenta. En cuanto a las molestias generales, la más destacada es el picor, que hace que muchos perros se restrieguen los ojos hasta poder hacerse daño. Si tu perro tiene conjuntivitis, puede ser consecuencia de una reacción alérgica. Si ésta es su principal causa, también tendrá los párpados muy hinchados.
En cualquier caso, es importante que acudas al veterinario para que revise los ojos de tu perro y confirme que realmente padece una conjuntivitis. Si es así, prescribirá un tratamiento sencillo, que incluye habitualmente una limpieza con suero fisiológico, y la aplicación de antiinflamatorios esteroideos vía oral o inyectada. En principio, con esto debes notar que los ojos de tu perro vuelven a la normalidad de manera progresiva.
Si tu perro es caniche o pequinés, entre otras razas, debes tener en cuenta que es muy posible que padezca conjuntivitis de manera habitual, ya que los pelos de alrededor del ojo rozan con la conjuntiva y la irritan. Por lo tanto, es importante que te preocupes de recortárselos con regularidad. De esta manera, evitarás que acaben lesionando el tejido corneal y que la sucesión de conjuntivitis acabe dañando el ojo.