Aunque la luz es mucho más compleja, solo hay tres facetas de la luz que son importantes para los reptiles:
luz ultravioleta, luz visible y luz infrarroja.
Para crear estos tres aspectos biológicos en la luz artificial existen diversas luces especializadas y así cubrir las diferentes necesidades metabólicas.
Como es casi imposible alcanzar todas estas necesidades en una fuente simple de luz, una combinación de diferentes fuentes será necesaria en la mayoría de los casos.
Los reptiles de zonas desérticas necesitan una cantidad mayor de radiación UVB, así como una mayor intensidad de luz con periodos de hasta 14 horas. Los reptiles de zonas boscosas o selváticas tiene una menor necesidad de rayos UVB y la intensidad de luz será menor.
Además del sistema de iluminación, también es necesario un sistema de calentamiento apropiado, un factor importante para los terrarios.
Podemos utilizar bombillas emisoras de ondas de calor infrarrojas o bien lámparas caloríficas de cerámica.
A parte de la formas de calor radiante, otros sistemas se basan en la conducción del calor.
Esta última es empleada por los reptiles en su hábitat salvaje calentándose a través de superficies calientes como las rocas, la arena, la tierra o las ramas.
Podemos utilizar rocas, cables y esterillas calefactoras que se instalan en el suelo del terrario, y proporcionan calor desde abajo.