En nuestro acuario las deposiciones de los animales, los restos de alimento no consumido, las hojas muertas o los cadáveres no son disueltos automáticamente y se transforman en sustancias dañinas como pueden ser el amoniaco, el nitrito o el nitrato.
La regla de oro que debemos observar para un acuario comunitario sería la de proveer un volumen de filtrado por hora igual a la mitad de la capacidad del tanque.
Después existen particularidades puesto que dependiendo de la especie puede dispararse este volumen y necesitar hasta tres veces la capacidad del tanque a la hora.
Una cosa es el volumen de filtraje y otra es el rendimiento y según van pasando los días las cargas utilizadas se van copando de residuos y por tanto la contaminación va en aumento.
¿Qué tipos de filtros tenemos?
Fundamentalmente filtros interiores o exteriores dependiendo de su ubicación dentro o fuera del acuario.
¿Y qué tipos de filtraje?
La filtración mecánica como primera barrera de retención de los productos nocivos y que se encarga de retener las distintas partículas en suspensión impidiendo que lleguen a la parte biológica y que retornen de nuevo al acuario.
La filtración biológica que descompone los compuestos nitrogenados y la realizan las colonias bacterianas que se crean en el filtro sobre materias filtrantes apropiadas.
Y de manera optativa y esporádica la filtración química, mediante carbón activo, resinas y turba, que realiza una fijación selectiva de determinadas sustancias.