Sí que se pueden apuntar algunas peculiaridades en sus necesidades relativas al pelo, como ocurre con todas las razas de pelo semilargo. Los ragdoll sufren dos mudas de pelo al año, en primavera y otoño, por lo que en esas épocas será conveniente cepillarlo una vez al día enérgicamente con un peine de púas, para facilitar dicha muda y evitar un exceso de pelo que puede acabar en su estómago. Fuera de temporada de muda ese cepillado puede ser semanal, y vendrá acompañado de una revisión mensual en la que recortaremos el exceso de pelo para facilitar la transpiración del animal.
En cuanto al baño el ragdoll es un animal con buen carácter que en principio no deberá ponernos excesivos problemas en este acto. Al menos deberíamos bañarlo un par de veces al año, haciéndolo coincidir con la caída del pelo, para favorecer la misma. Siempre deberemos utilizar en esos baños un champú especial para gatos, puesto que el champú normal para humanos contiene un ph diferente que resultaría perjudicial para su piel. Acostumbrado el animal desde una edad temprana al baño apenas pondrá problemas cuando lo mojemos e incluso puede llegar a disfrutar de esa acción.