Lo primero que debemos de tener en cuenta a la hora de mantener adecuadamente este gato es el hecho de que no le gusta nada el ambiente frio, costándole mucho adaptarse a tales climas. Una gran exposición al frio no solamente dejará al felino apático y sin ganas de hacer nada, sino que hará que aparezcan con relativa frecuencia catarros y otras molestias que pueden hacerle la vida imposible. Por ello si se vive en lugares con mucho frío o con abundante lluvia lo mejor será optar por otra raza de gato, por mucho que esta nos guste especialmente.
Apenas tienen los gatos de la raza somalí taras genéticas, debido a los factores arriba comentados. Sí que se han observado en estos animales una cierta propensión a contraer males como la gingivitis crónica (una inflamación de las encías), o a tener problemas renales, aunque su porcentaje no es tan alto como para alarmar en este sentido. No obstante serán dos puntos a tener en cuenta en relación a la salud del gato, que debemos cuidar especialmente y que nos harán acudir al veterinario al menor síntoma de algún problema.
Por último, y como sucede en todos los gatos de pelo largo o semilargo, el gato somalí padece en ocasiones bezoares en su tracto digestivo, que pueden eliminarse de forma natural mediante un aporte suplementario de parafina o malta.