Existen multitud de utensilios para acicalar a nuestros roedores, y que varían en función del tipo de pelo: largo, corto, denso…, y a veces de la especie concreta.
Ya poseen mangos ergonómicos, dientes metálicos con puntas redondeadas y fabricados con materiales de alta calidad para una larga duración.
Los cepillados frecuentes ayudan a mantener la salud de la piel, pues se consiguen eliminar los molestos pelos muertos y ordenar el manto.
El corte de uñas debe formar parte también de la rutina higiénica, pues puede conllevar problemas de salud.
La chinchilla tiene un pelaje particularmente espeso, uno de los pelajes más espesos de todas las especies terrestres con 20.000 pelos por centímetro cuadrado que limita la evaporación.
En su hábitat cuidan su pelaje bañándose en polvo volcánico o polvo de mármol que es más seguro que el agua y captura la suciedad, nosotros imitamos este proceso con arenas de baño.
El jerbo, el hámster y otras pequeñas especies también agradecen esta posibilidad.