La enfermedad de la parvovirosis es de origen vírico y afecta de manera progresiva a los intestinos, la sangre e, incluso, el músculo del corazón del perro contagiado. Se transmite muy fácilmente entre animales (nunca es contagioso para el hombre) por contacto con cualquier elemento del perro enfermo: bebederos, comederos, correas… Una de las características del parvovirus es que es muy resistente, y sobrevive tanto a los antisépticos como a las condiciones climáticas adversas.
El modo de transmisión del virus
Además de ser muy resistente, el parvovirus es muy fácil de transmitir, ya que puede llegar al organismo de cualquier perro por contacto directo entre animales, con el lugar infectado o, incluso, con las heces de un perro infectado. Además, si una perra embarazada entra en contacto con este virus, lo transmitirá a los cachorros aun por nacer.
Por lo tanto, la prevención es un elemento indispensable a la hora de evitar el contagio del parvovirus, tanto en lo referente a cuidar la higiene del perro y su entorno como a respetar estrictamente las vacunas que establece el veterinario. Además, hace falta que las personas que tienen un cachorro sean conscientes de la necesidad de evitar que éste entre en contacto con otros animales o sus heces hasta que haya recibido las dosis de vacunas adecuadas.
Los síntomas de la parvovirosis
Una vez tiene lugar el contacto entre el perro y el virus, la enfermedad de la parvovirosis tarda unos 4 días en mostrar sus primeros síntomas, que son tanto físicos como de comportamiento. A medida que pasan los días, la sintomatología se agrava cada vez más.
El primer signo de que un perro sufre esta enfermedad es la aparición de fiebre elevada, de al menos 40ºC. Además, el perro deja de tener hambre y manifiesta vómitos, heces amarillentas o diarrea con sangre y miocarditis. Todo esto hace que el animal aparezca a los ojos de su dueño en estado de depresión y somnolencia.
Merece la pena resaltar que los vómitos y diarrea pueden llegar a provocar una deshidratación en el perro y, consecuentemente, la muerte en los tres primeros días de la enfermedad. Para evitarlo, es necesario acudir de inmediato a la consulta del veterinario nada más percibir los primeros síntomas.
El tratamiento de la parvovirosis
Esta enfermedad es de origen vírico, por lo que no tiene un tratamiento especifico que sea verdaderamente efectivo. La mejor opción es estimular el sistema inmunológico del perro contagiado, para que pueda hacer frente a la infección. Además, es necesario proporcionar al perro líquidos y electrolitos (cloro, sodio, potasio, calcio, magnesio y bicarbonato), que eviten la deshidratación.
Además, es necesario procurar que los perros estén bien abrigados y sigan la dieta que establece el veterinario, y que está destinada tanto a controlar las diarreas como a estimular las defensas de su cuerpo.
Después de la enfermedad
Si la parvovirosis se coge a tiempo, hay muchas posibilidades de que el cachorro supere la enfermedad, pero esto no significa que ya no haya que preocuparse más por él. Algunos perros vuelven a tener los mismos síntomas al cabo de 6 meses y deben volver a ser tratados de inmediato, especialmente si han llegado a padecer miocarditis. Además, es muy probable que el perro siempre tenga problemas digestivos, porque se habrá dañado parte de su intestino.