Su fuerza física, su resistencia, su olfato y la capacidad de ser adiestrados en determinadas materias concretas (como rastrear drogas o encontrar refugiados) son los elementos más importantes a la hora de seleccionar estos perros. La raza más utilizada en este sentido es el Pastor Alemán, aunque también se usan pastores belgas, rottweilers, beagles o labradores.
Principalmente los perros se utilizan en cuatro tareas diferentes. Antiguamente la más importante era el control del orden público, aunque hoy en día prácticamente esta labor ha desaparecido de entre las caninas, al menos en Europa. Los perros de control de sustancias ilícitas son muy utilizados en aeropuertos y controles de carretera con el fin de encontrar narcóticos escondidos. Fundamentalmente pertenecen a la raza pastor alemán, y algunos de ellos pueden llegar a ser elementos claves en la lucha contra las drogas, llegándose a haber condecorado algunos animales.
Los perros de rastreo son también muy importantes, especialmente para encontrar a personas atrapadas en las ruinas de una tragedia. Algunas razas especialmente robustas, como los san Bernardo, se han especializado en salvamentos en circunstancias difíciles.
También existen perros especialmente adiestrados para la detección de explosivos o minas, o aquellos cuya detección olfativa sirve de prueba en ruedas de reconocimiento.
Como anécdota hay que comentar que pocos días antes del Mundial de fútbol de 1966, celebrado en Inglaterra, la copa de Campeón del Mundo desapareció. Tras unos días sin pistas fue un sabueso inglés, de nombre Pickles, el que localizó con su olfato el lugar donde estaba enterrada, un pequeño jardín abandonado. Pickles fue condecorado por sus servicios a Gran Bretaña.