Al igual que en los seres humanos los problemas de próstata son frecuentes en perros de cierta edad y sexo masculino (hasta un 80% según los últimos datos), y puede deberse a causas diversas. Puede deberse en primer lugar por hiperplasia o aumento del tamaño de la glándula de tipo tumoral, que se debe al influjo hormonal; por infección bacteriana de próstata; por tumores prostáticos debidos a quistes de acumulación de líquidos; o por quistes prostáticos. Los síntomas pueden ser un aumento en la frecuencia de las micciones, el sangrado por el pene, la aparición de sangre en la orina, la incontinencia urinaria y la dificultad o dolor al orinar. También pueden presentarse signos digestivos, como estreñimiento o dolor al defecar; cojera, rigidez al andar, fiebre, dolor generalizad, pérdida de peso o vómitos.
En el caso de que aparezcan estos signos se debe llevar al animal al veterinario, que mediante un análisis, una ecografía y una inspección acreditará la presencia o no del mal. El tratamiento puede ser médico o quirúrgico, dependiendo de la patología, la gravedad de la afección o la edad del perro. El primero se puede realizar con antibióticos, hormonas y otros medicamentos. Sobre el segundo la alternativa más frecuente es la castración, pero también se puede realizar el drenaje de los quistes para vaciar su contenido o la cirugía de próstata.