Las sanciones más habituales son las provocadas por ensuciar las calles en las grandes ciudades. Al ser una normativa municipal cada localidad tiene sus multas estipuladas, pero habitualmente rondan los 200 euros. Llevar al perro suelto en lugares donde no está permitido o no ponerle el bozal son situaciones que también pueden provocar multas.
Las zonas costeras tienen previsiones especiales en sus playas, y muchas de ellas están vetadas a los perros. En estos casos la sanción por tener una mascota en lugares no permitidos suele ser de unos 300 euros y, evidentemente, abandonar de forma inmediata la playa.
Igualmente llevar al perro en el coche fuera de un habitáculo especialmente pensado para el animal o en el asiento trasero sin una red que lo separe del habitáculo delantero se castiga con una multa.
Por último los propietarios de razas peligrosas tienen sanciones agravadas en casos donde se considera pudiera estar en peligro la integridad de otras personas, como llevar a los perros sueltos o sin bozal.
Al margen de todo esto quedan aspectos realmente lamentables, como las sanciones impuestas a aquellos que maltrataran a sus animales. Estas cada vez son más frecuentes y derivan de una mayor conciencia de la sociedad para con las mascotas.